LA RELACIÓN ESTUDIANTE - DOCENTE VISTA COMO UNA SIMBIOSIS: EDUCATIVO – SOCIO-CULTURAL.

LA RELACIÓN ESTUDIANTE - DOCENTE UNA SIMBIOSIS:  
EDUCATIVO – SOCIO-CULTURAL.

Proyecto: Maestros de la ciencia - PC punto crítico. Docente: José Armando Herrera Robles. Mg docencia de las ciencias naturales UPN. Colegio Francisco de Paula Santander IED Jornada Tarde Localidad 15 

La escuela tal y como es ahora es una institución sustentada científicamente que, en general, ha sido exitosa en su gestión (SEGURA, 1998). Esta escuela, construida y cimentada sobre soportes científicos, busca articular de manera efectiva, al estudiante con sus docentes; el resultado depende de un trabajo conjunto, basado en la confianza y el reconocimiento, que hacen posible y efectivo, el proceso de enseñanza y aprendizaje. En consecuencia, la calidad de la relación que se establece entre cada uno de ellos es un elemento fundamental para garantizar que las experiencias educativas sean exitosas. Por consiguiente; dadas las condiciones actuales y desde los estudios realizados, se hace evidente estudiar los factores, socio- culturales que inciden directa o indirectamente, en la relación estudiante – docente, vista como una simbiosis que, por un lado puede ser adecuada a las dinámicas de la escuela y el contexto social y por el otro encontrarse en riesgo. Para tal efecto considero: Al asumir, la relación entre estudiante y docente sólo están implícitos dos seres, implica negar, la incidencia de tres instituciones importantes en su desarrollo psicosocial, la familia, la sociedad y la escuela, por tal razón es importante centrar la relación que existe entre ellos. La mayor parte del tiempo, los docentes critican el bajo rendimiento académico, los problemas de convivencia, la rebeldía y asocian estos hechos a la familia, al contexto socio - cultural y a los estereotipos que han ido marcando el comportamiento del sujeto; tomo como referente, que el alumno, al ingresar a la escuela, lleva consigo toda una genética familiar, entendida, como “los atributos que le dio y le da su familia de origen”; por otro lado, está la genética social, influenciada por un grupo al cual pertenece[1], su modo de vestir, su jerga, sus inquietudes y sus comportamientos. Ahora; el docente, al igual que el estudiante, se encuentra inmerso en una compleja genética familiar y socio – cultural, que le permite mostrar cierto grado de autoridad, basada en la experiencia y en su conocimiento disciplinar; a la vez, se reconoce una genética institucional, basada en las prácticas, normas y funciones definidas por la escuela y por el sistema educativo en el cual está inmersa[2]. Luego se puede concluir, que el discurso docente nace de relacionar la información de su entorno personal-familiar y de su entorno personal-profesional. Cuando las genéticas familiar, social y educativa tanto del estudiante como del docente se recombinan, se aprecian dos mundos diferentes buscando equilibrar sus saberes. Que surja un distanciamiento o que se genere una simbiosis educativa – sociocultural entre ellos, depende de su capacidad para dialogar, sin que el docente olvide que su estudiante es parte de él pero a la ves algo que no le pertenece, en palabras de Villarini (2009) “El otro una extensión de mí mismo y a la vez algo separado de mí que respeto en su propio derecho; experimento al otro ser humano como teniendo un potencial y una necesidad de crecimiento como promesa, no experimento la necesidad que el otro tiene de mi como una relación que me da poder sobre él, sino como algo que se me ha confiado” En nuestra institución, la relación estudiante – docente se encuentra en riesgo, ya que se observa un distanciamiento progresivo asociado a diversos factores. Un primer factor revela, que a nivel social se vive una anisotropía[3], la cual involucra profundos cambios en su estructura, en su dinámica, en su cultura y en su dimensión política, ocasionando que muchas Familias se sientan perdedoras, vulnerables, rodeadas de incertidumbre e inseguras; por lo tanto el ADN familiar se transporta y cambia negativamente en sus agentes principales, los niños y adolescentes. Un segundo factor muestra niños y jóvenes que se niegan, niegan a los otros y son negados en su diferencia[4]. Un tercer factor involucra, un sistema educativo que propone pensar nueva escuela humanística, pero que en el fondo muestra una realidad diferente, un sistema dogmático, incambiable, indiferente, un enorme ¨Lecho de Procusto¨[5], que homogeniza no sólo el conocimiento que debe ser alcanzado, sino a los individuos, convirtiendo la escuela en una servidora fiel de las políticas globalizantes del estado. Un cuarto factor, muestra una escuela atrapada entre, problemáticas de tipo económico, escuelas aisladas, directivos y docentes que enfrentan el día a día con una debilidad de recursos cada vez mayor y que en ocasiones se sienten impotentes frente a los problemas de las aulas y del entorno. Entender, las problemáticas al interior de la escuela permitiría buscar soluciones capaces de reducir el distanciamiento entre sus agentes y de generar conciencia entre la comunidad educativa, el barrio, la ciudad y el País. Al respecto, el artículo ¨Educación y sociedad¨ de Reinaldo Suarez, plantea la relación entre sistema educativo y sistema social a partir de cuatro interacciones: 1. El sistema educativo es una entidad independiente del sistema social. 2. El sistema social es un producto del sistema educativo. 3. El sistema educativo está determinado por el sistema social. 4. Sistema educativo y sistema social son diferentes, pero estructuralmente interdependientes [6], valdría la pena a partir de esta clasificación, encontrar para cada caso ¿De qué manera la relación estudiante – Docente se puede convertir en una verdadera simbiosis educativo - social? El distanciamiento entre estudiante y docente, yace de situaciones sociales presentes en la escuela actual; la pobreza, la violencia, el desplazamiento, las adicciones, son hechos que de ser situaciones aisladas, se convierten en serios problemas que crean barreras entre los docentes y los estudiantes; la expresión de estos hechos en las aulas, son el reflejo de transformaciones profundas al interior de nuestra sociedad. El distanciamiento también surge de prácticas pedagógicas alejadas de la realidad que vive el estudiante; por lo tanto, se hace necesaria, una clase en la cual el docente despierte el amor por el conocimiento a partir de situaciones propias del contexto socio-cultural[7]; en este punto, la actividad Pedagógica como práctica cultural, dialógica, consciente y reflexiva le permite al estudiante determinar cuán útil y significativo es el conocimiento; siguiendo a Rexford Brown citado por Perkins “necesitamos un marco pedagógico en donde el aprendizaje gire en torno al pensamiento y en donde los alumnos aprendan reflexionando sobre lo que aprenden ”[8]. De la anterior reflexión, surgen dos preguntas: ¿Cómo disminuir el distanciamiento progresivo entre estudiante y docente a partir del discurso pedagógico? ¿Cómo hacer de la relación docente estudiante una verdadera simbiosis, educativo – socio cultural? Creo que las respuestas están inmersas en cada uno de nosotros, salen a la luz, cuando asumimos la docencia como una oportunidad de servir, cuando colocamos el corazón en cada una de nuestras clases, cuando somos capaces de hacer del aula un espacio de dialogo, de respeto, de equidad, de aceptación por el otro, un espacio libre de competencias, libre de exclusiones, de normas impuestas. Siguiendo a Zubiria (2009), “El individuo es una creación reciente de la historia y la preocupación por los demás es también una tendencia natural del ser humano”. Aunque la escuela como es hoy, esté soportada sobre cimientos científicos, la relación maestro-estudiante como ejercicio de recombinación genético-social, debe ser gestora, de dinámicas capaces de romper las murallas de una escuela disfrazada de humanista, pero Neo Liberal en el fondo; capaz de eliminar discursos que aunque novedosos, llevan marcado un cierto aire de no-cambio; capaz de debatir, practicas pedagógicas que se siguen convirtiendo en instrumentos de represión, dominio, comunicadoras de la falsa idea eurocéntrica de Tercer mundo[9]; capaz de re-evaluar docentes, que han construido su discurso desde afuera, siendo consumidores de culturas foráneas, e informadores de las mismas, docentes que reproducen, intentan reproducir o mal reproducen un conocimiento que en ocasiones aliena, subyuga, domina, un conocimiento impuesto (que niega nuestro saber), olvidando que la escuela antes de privilegiar la apropiación de saberes impuestos, debe reconstruir desde la dialogicidad el saber Local. Finalmente quiero hacer énfasis en la importancia de la relación Maestro – estudiante, vista como una simbiosis educativo – socio cultural, capaz de trascender las paredes de la escuela, ya que a partir del dialogo constante, estaremos más cerca de la escuela que queremos, de la ciudad que queremos y del País que queremos, lugares donde cada individuo interactúe con el otro bajo criterios de amor, respeto y equidad. 

BIBLIOGRAFIA 

Escobar, A. (1999) La invención del Tercer Mundo Construcción y deconstrucción del desarrollo Herrera, J.A. (2011). Necesidad del perfil del docente de ciencias para la transformación de la sociedad de información en sociedades de conocimiento. Artículo presentado como requisito a la maestría de docencia de las ciencias Naturales U P N (2011) 
Bogotá Maturana H. (2001) Una mirada a la educación actual desde la perspectiva de la biología del conocimiento tomado de “Emociones y Lenguaje en Educación y Política” Mirar desde la diversidad, una alternativa de formar otra escuela, de hacer otra educación.Tomado de http://www.equip123.net/equip1/excell/esp/docs/GMM%20M%C3%B3dulo%202%20Diversidad%20contenido.pdf 
 Perkins, D. (1992). La escuela inteligente. Barcelona: Editorial Gedisa. 
Santos Guerra, M. A. (2002) La escuela fuera de la escuela tomado de: http://deco.alc.upv.es/educacion/LinkedDocuments/escuelas%20fuera%20de%20la%20escuela.pdf Segura, D. ¿Es posible pensar otra escuela? Escuela Pedagógica Experimental Planteamientos en Educación. Vol. 3 No. 1 1998 Bogotá D. C. 
Suárez, R. (2005) Educación y sociedad Tomado de La Educación. Editorial Trillas. Villarini, A. (2009). “Desarrollo humano integral, autonomía y competencias para una educación basada en ciclos”. Revista internacional Magisterio. N° 38 (2009). Bogotá: 
Zubiria, J. (2009) Desafíos a la educación del siglo XXI tomado de www.institutomerani.edu.co 
 [1] Nuestros jóvenes se encuentran incluidos en subculturas urbanas y grupos de barristas 
[2] Dentro de la genética institucional, encontramos: políticas y normas que enmarcan la tarea de cada docente cuya expresión más visible es la escuela, pero que en realidad la trasciende. (Políticas educativas, Escalafón docente, PEI, contenidos curriculares, manuales de convivencia, horarios de clases, modo de enseñar en cada una de las aulas entre otros.) 
[3] Entendida como un cambio constante en todas direcciones 
[4] Al respecto, Maturana propone que: En un espacio de convivencia, la negación del otro es un error detestable que se puede y se quiere corregir. ¿Cómo lograrlo? Eso es fácil: viviendo ese espacio de convivencia 
[5] (SANTOS GUERRA 2004) Plantea que: “La escuela es un enorme Lecho de Procusto Una Institución que obliga a los alumnos y alumnas a acomodarse a sus dimensiones, a plegarse a sus exigencias, a ajustarse a sus normas”. 
[6] Educación y sociedad, en este artículo el autor concluye, que: La escuela es por esencia subversiva y revolucionaria; subversiva porque es enemiga nata de todo dogmatismo; revolucionaria, porque no se amolda pacíficamente a las situaciones antihumanas y antisociales, sino que busca acabar con ellas de un modo radical lo más rápido y eficaz posible 
 [7] En palabras del autor, Para enseñar a amar, primero debo estar enamorado de lo que enseño; no puedo enseñar lo que no amo y no puedo amar aquello a lo que no soy capaz de acercarme 
[8] Denominado por Rexford Brown el alfabetismo de la reflexión 
[9] ESCOBAR A La invención del Tercer Mundo Construcción y deconstrucción del desarrollo

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